martes, 10 de enero de 2017

"TOTS UNITS FEM FORÇA"

Si hay algo que nunca me ha gustado es justificar las derrotas, o al menos los resultados negativos, por las acciones de terceros. La autocrítica es muy importante y, pese a la opinión de algunos, creo que el nivel de juego del Barça es bastante bueno aunque hay ciertos aspectos mejorables. Sin embargo, sobre todo en los últimos partidos, los arbitrajes dejan mucho que desear. No sólo hablo de acciones puntuales, que siempre son las que llaman la atención, sino también del tratamiento de los colegiados hacia los métodos empleados por los adversarios.

El Barça dio ayer un gran partido en Villarreal. Dominó el juego, disfrutó de numerosas ocasiones, y fue víctima de la mala suerte de cara a portería. Este es precisamente uno de los aspectos a criticar del juego azulgrana. Personalmente, creo que el Barcelona está sufriendo un poco la falta de acierto de los jugadores de delante así como también efectuar un bajo número de disparos a portería. Es muy difícil que nos toque la lotería si no compramos números.

Este sería el aspecto más destacable del juego azulgrana. Como mucho podríamos añadir que a veces falta un poco de velocidad en la circulación del balón. Pero como he dicho antes, el nivel de juego azulgrana es satisfactorio y como reza el dicho popular, "la diferencia reside en si entra o no entra la pelota."

Ahora bien, este no es el único problema. Los arbitrajes están siendo un poco decepcionantes para los intereses azulgranas y muy beneficiosos para los rivales. Sobre todo el Real Madrid. Los blancos no hablaré paso. Ya tenemos suficiente para hablar de lo que pasa en Can Barça. No sólo de los errores puntuales como los dos penaltis en San Mamés (El de Piqué es más discutible, el de Neymar todo un escándalo) y la pasividad ante la agresividad de Aduriz y Raúl García.

Si hablamos de ayer tenemos el clamoroso, utilicen el adjetivo que quieran, penal de Bruno en el antiguo Madrigal, ahora Estadio de la Cerámica. Señalar córner en esta jugada significa que el árbitro ha visto el contacto de la pelota en el jugador defensor. Y si es así debe ver como Bruno Soriano estira la mano de manera deliberada emulando a Sergio Asenjo. O el árbitro señala corner por inercia o bien que no tiene el valor de pitar penalti. Queda la broma de saber si Bruno hubiera hecho mejor papel que Asenjo al MAGISTRAL gol de falta de Leo Messi.

Hay muchas cosas que no me gustan. No sólo los errores puntuales, sino la permisividad de los colegiados, y los estamentos, ante las artes que utilizan los equipos para frenar a los azulgrana. Estoy cansado de que la gente confunda la intensidad con la violencia intimidatoria. Patada tras patada. Golpe tras golpe. Agresividad verbal y física que sólo recibe a cambio las amonestaciones verbales y en forma de tarjeta amarilla para los azulgrana por protestar. Lo más normal del mundo cuando lo que tiene que poner paz freno pasa de todo.

No me gusta tener que utilizar el paraguas del arbitraje para justificar los malos resultados de mi equipo. El Barça es mucho más grande que todo eso. Pero cuando sufres lo que sufres cada semana, y nadie hace nada para evitarlo hay que alzar la voz. Y menos me gusta aunque quien lo tenga que hacer sea un jugador de la plantilla. Por mucho que sea Piqué. Los jugadores deben limitarse a jugar. Pero cuando ves que ningún miembro de la junta directiva toma la iniciativa, tarea donde veces se echa en falta un directivo del perfil Joan Gaspart, sólo puedo hacer que levantarme y aplaudir a Gerard Piqué. Alguien tenía que pronunciarse y hacer un golpe en la mesa antes de que sea demasiado tarde.

Es posible que el central catalán acabe sancionado por sus acciones. Es normal. En un país normal, con un comité de competición normal, se persigue y se sanciona estas actitudes. Pero en estos países normales, los comités entran de oficio y estudian y penalizan acciones violentas como las que protagonizó Aduriz en San Mamés. La agresividad y la violencia deben ser perseguidos y sancionados para velar la salud de los jugadores. Pero parece que en este país importa más lo que dicen de nosotros, y dependiendo del color de la camiseta, que no el físico de nuestras estrellas. Aquellas que hacen que ciertos directivos puedan llevar el nivel que llevan sin mover un dedo.

Alguien de Seguimiento FCB comentó por las redes sociales, frente a las acciones de Aduriz en San Mamés, que echaba de menos un jugador del perfil de Migueli. Un defensa duro, contundente, pero noble a la vez. Un perfil de futbolista que hubiera puesto a raya al delantero vasco que se dedicó a hacer daño y reírse en la cara de Umtiti en vez de preocuparse por su salud y pedir perdón. Mi padre siempre me contaba la anécdota de un partido contra el Madrid donde Butragueño simuló un penalti, no se señaló, y Migueli agarró del cuello al delantero del Madrid diciéndole, "si te vuelves a tirar, la próxima te echo yo y no te levantas ".

A veces hay que contar con este perfil. Es necesario ser contundente, siempre con el balón en disputa, e imponer respeto. Como también hay una persona a la junta directiva que alguna vez haga alguna declaración contundente para liberar esta carga sobre cualquier jugador de la plantilla. Esta situación pone en evidencia, además, una gran falta de liderazgo de la nave azulgrana. Los líderes, en todas las facetas siempre son necesarios.

Es necesario que todos remamos en la misma dirección. Es necesario que el barcelonismo siga unido. Hay que encontrar un punto de inflexión y que el equipo vuelva a ser mortífero de cara a los rivales. Y si no estamos unidos y tomamos las responsabilidades que nos corresponden, desde la afición hasta el Presidente, no llegaremos a ninguna parte. Todos unidos hacemos fuerza.


"No hay problema que no podamos resolver juntos, y muy pocos que podamos resolver por nosotros mismos". (Lyndon B. Johnson)

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