jueves, 5 de enero de 2017

CON LA ILUSIÓN NO SE JUEGA

Ya de por sí, empezar un nuevo año es sinónimo de ilusiones renovadas. Hacer una dieta, empezar a hacer deporte, adquirir hábitos más saludables, viajar, mejoras laborales, etc., son tópicos que encontramos una vez arrancamos la última página del calendario. Ahora bien, hay cosas que no cambian. Como la pasión por el fútbol y la ilusión que genera.

Lo que pasó el pasado martes en el Mini Estadi del FC Barcelona merece una total y profunda reflexión. Un fenómeno que, sobre todo los que somos aficionados a la música ya hemos visto en algunos macro conciertos. Carteles de Sold Out y grandes claros, zonas vacías para hacerlo más fácil de entender, en las gradas.

Y eso es lo que ocurrió con el tradicional entrenamiento a puertas abiertas de Navidad que ofrece el club a sus socios y aficionados. El Barça agotó las cerca de 15.000 entradas disponibles para el Mini, gratis para sus socios y 5 euros para el público en general, y en la hora de la verdad 10.0000 personas hizo un uso.

A pesar de que muchas personas se quedaron con las ganas de ver a sus ídolos de cerca, o simplemente hacer un regalo muy especial a los más pequeños de casa, nada ni nadie evitó que, además de ofrecer una imagen muy pobre con grandes huecos en las gradas, los reventas operaran con total libertad en los alrededores de las instalaciones del FC Barcelona.

Este episodio, que llamó bastante la atención, es sólo la punta del iceberg de lo que sucede cada semana que hay partido en el Camp Nou, los desplazamientos, y sobre todo a las finales. Ya sea deambulando por las calles, o ir a la recepción del famoso Hotel Madanis cerca del Camp Nou.

Servidor, saludando a una amiga que trabajaba en la recepción, observé como en un intervalo de 5 minutos, al menos 20 personas dejaban abonos a nombre de la misma persona. Desgraciadamente no recuerdo el nombre, y por lo que sé, el club ya es al corriente. Un grupo de miserables que juega con la ilusión de las personas que, ya sean grandes o pequeños, debería, y debe ser, intocable.

No quiero poner en duda la lucha contra la reventa ejercida por la directiva. Tampoco por las fuerzas de la autoridad. Pero lo que es evidente es que nada es suficiente para detenerla y amenaza al destruir la poca esencia de pasión que aún nos queda en el fútbol moderno.


"La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos." (Jean Le Rond D'Alembert)

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