sábado, 21 de mayo de 2016

ALGO ESTAMOS HACIENDO BIEN

He estado muchas semanas sin escribir una palabra. Este espacio es una afición, y desgraciadamente no puedo dedicar el tiempo que me gustaría debido a motivos laborales. Sobre todo en estas últimas semanas donde nos hemos proclamado campeones de Liga, la misma que los más catastrofistas ya habían perdido tras la derrota ante el Valencia, donde el Sevilla ha revalidado, por tercer año consecutivo, la UEFA Europa League, y con la final de la Champions ya decidida entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid.

Ahora mismo me encuentro escribiendo estas líneas en el vuelo Berlín-Madrid para disfrutar en directo de la Final de la Copa del Rey que tendrá lugar el próximo domingo a las 21:30 horas. Conseguir esta Copa, puede suponer sellar la temporada con una nota Excelente. Y es en este aspecto donde quiero centrar mi reflexión. Ya que parece que a algunos no les ha quedado claro.

Terminar la temporada con el Doblete, sumando a ello la UEFA Super Cup y la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, no da argumentos, en ningún caso, para hablar de fracaso, aunque el equipo de La Castellana consiga la Undécima , teniendo en cuenta los éxitos conseguidos la pasada temporada donde se registró el segundo Triplete de la historia del club. Hito inédito, y de la que Samuel Eto'o sólo podía presumir (2009 con el Barça y 2010 con el Internazionale).

Me han hecho gracia las voces que han insinuado que la temporada es una decepción por el simple hecho de que el Barça no está en la gran final de Milán y que el eterno rival puede sumar un nuevo título de campeón de Europa. Opiniones que vienen sobre todo desde Madrid, no nos olvidemos de los "tribuneros", y en especial de los medios de comunicación encargados de mover la máquina propagandística del club blanco. No hace falta extenderse mucho para darse cuenta de que algo estamos haciendo bien si la satisfacción, la falta de inquietud, y la felicidad de estos actores viene dada porque Barça no sea capaz de ganar el Triplete o, al menos, la Champions. Situación que, opinión personal, merece total orgullo por parte de los barcelonistas.

Cuando empieza la temporada, en especial cuando el anterior se gana todo, la euforia y el optimismo se desbordan. Prensa y aficionados, directiva y jugadores se desmarcan de esta fiebre, inician el curso pensando en revalidar la triple corona y, incluso, al hacer el pleno con los seis títulos. La historia nos ha demostrado, no sólo en Can Barça, que tras ganar la Copa de Europa tenemos que estar más que satisfechos si el equipo revalida menos uno de los tres títulos. Las ganas de batir al campeón, y el calendario cargado de partidos con las tres competiciones extra, termina haciendo un peso importante en el aspecto físico y mental de los jugadores.

Ejemplos a recordar fueron la temporada 2006-2007, donde el Barça no revalidar ninguno de los tres títulos, o la 2014-2015 donde el Real Madrid no consiguió nada tras caer en picado estrepitosamente con el inicio del año 2015 . En ambos casos, se esperaba, se hablaba menos, de tripletes y sextetos y se terminó hablando de "nadapletes". Por lo tanto, pase lo que pase el 28 de mayo, y hasta el domingo en la final del Calderón, los aficionados culés debemos estar más que orgullosos y contentos con la temporada que ha realizado el primer equipo. Conseguir la Liga ya es un éxito. Y si además, cae la Copa del Rey, podemos hablar de una temporada histórica para enmarcar.

Si el Barça no está en la final de Milán es debido a la gran bajón físico y mental que sufrió el equipo las dos primeras semanas de abril. Es evidente que el hecho de empezar la temporada a principios de agosto con un duro partido contra el Sevilla, jugar la Super Copa de España al cabo de dos días, la disputa del Mundial de Clubes en Japón, los partidos de selecciones (oficiales para los "americanos" y amistosos para los europeos), y sobre todo, el duro calendario de los meses de Enero, Febrero, y Marzo, negaron ningún tipo de descanso a los jugadores ya rendir al máximo nivel. Como mencioné en un artículo anterior, hasta cuartos de final de Champions el Barça llevaba 10 partidos más que el Atlético y 14 más que el Real Madrid. Esto se traduce en dos meses más de competición, lo que da aún más valor al hecho de tener la Liga en el saco y la Copa con la final por disputar.

Lo que se hable en Madrid, y desde las cavidades más profundas, debe ser un simple ruido molesto para nuestros oídos. Orgullo debe dar que el hecho de que no se gane todo o la Champions, incluso revalidando el Doblete, sirvan de motivos para despreciar y infravalorar la temporada del Barça. Este claro síntoma de inferioridad, y los títulos conseguidos en los últimos 10 años, deben ser razones suficientes para tener presente que el camino es el correcto. Ellos por ejemplo, todavía tienen que ganar el próximo 28 de mayo. No será fácil.

El partido del domingo se presenta complicado, es una final y el rival es de un nivel exigente. Algunos hablan de que el Barça lo tendrá más sencillo porque el Sevilla notará el gran desgaste de la final de la Europa League. Es posible, pero también se puede dar el caso de que esta victoria sirva de inyección moral. Sea como sea, en principio, serán 90 minutos cargados de emoción con el partidazo del pasado mes de agosto en Tbilisi todavía en la memoria.

Una final marcada por la esperpéntica decisión del gobierno en relación a la prohibición de acceder al estadio con Estelades. El ridículo es un título que parece que no se pueda escapar de las manos del gobierno español. Ellos lo saben, pero lo intentan tapar los ciudadanos en un ejercicio lamentable de insulto a la inteligencia de las personas. El Estelada no es ilegal, no incita a la violencia, racismo, desigualdad, y sobre todo, no es anticonstitucional. Es un símbolo de libertad. El Gobierno debería preocuparse más por la exhibición de símbolos que si están prohibidos, no sólo a nivel estatal sino también internacional, en algunos campos de la Liga española y en otros ámbitos y actividades de la vida cotidiana.

Si el Barça está haciendo las cosas de manera excepcional al provocar opiniones relativas al considerar fracaso el no ganar absolutamente todo, también es evidente que algo no funciona correctamente si un gobierno característico de una sociedad estamental se dedica a recortar las libertades, tolerar el fascismo, y no ver como problemas graves la corrupción o la violencia animal. Y lo más grave, creer que las personas para las que trabajas son totalmente manipulables y fáciles de convencer con cualquier "milonga" que les apetezca establecer. Dicho esto, que gane el Barça y, sobre todo, la libertad de expresión.


"La modestia prohíbe a veces lo que no prohíbe la ley" (Séneca)