El divertido actor Jim
Carrey personificó, hace ya unos años, el popular personaje navideño americano
que se encargaba de amargar la Navidad de los más pequeños. Una especie de ogro
verde que tenía una tarea bien negra: robar los regalos de Santa Claus. Un
cuento infantil que tenía como objetivo el buen comportamiento de los niños de
cara a recibir buenas recompensas por parte del hombre de barba blanca de
Rovaniemi.
Nos
encontramos en una semana especial. Ayer era una noche especial. El calendario
nos ha llevado a una "Noche de Reyes" con una jornada muy apasionante
de la Copa del Rey. Pero lo que debería ser una jornada de pasión e ilusión,
tal y como ya hice referencia en mi anterior artículo, ha quedado en segundo
plano por culpa de las polémicas decisiones de Mateu Lahoz, ayer en el partido
del Bernabéu, y Fernández Borbalán hace unas horas en San Mamés. Los árbitros
no han comenzado en forma ...
Si
hablamos del partido en el Bernabéu seríamos muy poco justos y objetivos si
negamos que el Real Madrid hizo un gran partido, sobre todo en la primera
parte, ante el Sevilla. A pesar de las numerosas bajas en el conjunto blanco,
el Madrid solventó, probablemente, la eliminatoria en sólo 45 minutos. Sin
Ramos, Ronaldo, Benzema y Bale, el Madrid ofreció su mejor versión desde que
Zidane sede en la baqueta blanca.
Pero
no se puede negar que la actuación arbitral del árbitro valenciano jugó un
papel muy importante a la hora de plasmar el marcador final. No sólo por las
decisiones inverosímiles que nadie entiende. Jugadas que claramente son falta y
que no se pitan y acciones donde no pasa nada y se saca el conejo del sombrero.
Así pues, dejó pasar una clara falta de Morata en la jugada previa al gol de
Varane y se pitó un penalti a Modric al recibir un empujón de su compañero
James.
Ciertamente
el Sevilla no hizo el partido que esperaba. Pero la actuación de Mateu Lahoz
puede resultar muy determinante a la hora de decidir qué equipo será el bombo
para los cuartos de final de la Copa del Rey. En el fútbol siempre puede pasar
de todo, pero mucho tendrá que trabajar el Sevilla para batir al Real Madrid y
pasar ronda.
Algo
parecido ha ocurrido hoy en San Mamés. Aunque el resultado final es mucho más
abierto y todo está por decidir el partido del próximo miércoles en el Camp
Nou. Ciertamente el Barça no ha empezado muy bien. Los errores y la falta de
intensidad, o simplemente inferior a la exhibida por el Athletic Club, ha
declinado en el 2-0 de la primera media hora.
Pero
cuando el Barça ha comenzado a despertar, a pesar de que no estaba haciendo un
mal partido del todo, ninguno de los 4 jueces ha visto la terrible agresión de
Aduriz a Umtiti que gracias a Dios no ha pasado nada más grave. Un puñetazo en
la nuez puede tener terribles consecuencias. Roja perdonada al delantero vasco
que ha supuesto el final tarjeta amarilla por ambos jugadores para discutir la
jugada.
Y
lo más importante, no pasa nada para reclamar el claro penalti no señalado a
Piqué y el aún más claro sobre Neymar. Encima la indignación general, totalmente
justificada, ha significado un baile de tarjetas amarillas para los jugadores
azulgrana. Derrota por 2 goles a 0 al descanso, indignación al vestuario
azulgrana, y, supongo, enorme reflexión por parte del equipo arbitral sobre los
enormes y graves, errores cometidos durante los primeros 45 minutos.
No
quiero ser mal pensado. No creo en manos negras, aunque últimamente parecen más
bien blancas, y me resisto a pensar más allá de dos actuaciones desafortunadas.
Nada más. Pero si realmente existe algo más tenemos un grave problema.
Además,
de nada sirve la famosa "ley de la compensación". A pesar de que las
dos expulsiones por parte de los jugadores bilbaínos han sido más que
justificadas. Pero el daño ya está hecho cuando tienes que remontar un partido
que muy probablemente, por mucho que digan que el rival ha sido mejor, podrías
ir ganando cómodamente. Parece ser que nos tendremos que conformar con el
resultado final, no es nada malo teniendo en cuenta que la vuelta será en el
Camp Nou.
La
ya finalizada ida de los octavos de final de la Copa del Rey ha dejado más
abierto que nunca el debate de la calidad arbitral en nuestro país. Lo digo así
porque soy una persona educada y nada malpensada que quiere creer en la
"Noche de Reyes" y no en unas personas que, tradicionalmente vestían
de negro, se han dedicado a emular al famoso personaje de la película de Jim
Carrey incluso en su indumentaria. Una noche donde en vez de ofrecer emociones
e ilusiones, se han dedicado más bien a sacarlas convirtiéndose en el Grinch del arbitraje español.
"Honraré
la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año."
(Charles Dickens)
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