miércoles, 15 de febrero de 2017

YO SOY DEL BARÇA

Ayer no vi el partido. Y no es la típica excusa después de una derrota. Por motivos laborales, no llegué a tiempo a casa y sólo pude ver los últimos 10 minutos cuando ya todo estaba decidido. Por lo tanto, no tengo ningún derecho a valorar la derrota de ayer en París. Pero es evidente que un 4 a 0 no puede dar lugar a nada más que desastre.

Fue una derrota muy dura. Durísima. Probablemente la más dura desde que tengo memoria. Más que el fracaso de perder la Copa de Europa en Sevilla. Sólo contaba con un año de vida. Más que el fin del Dream Team en Atenas. Era un niño y todavía estas cosas no me afectaban tanto. Más que el 5 a 0 contra el Madrid en el Bernabéu. Más que el 4 a 0 al Allianz Arena. Y más que las dos últimas finales de Copa del Rey perdidas contra el Madrid en Mestalla.

La debacle de ayer hizo mucho daño porque nadie lo esperaba. La hecatombe de ayer hizo daño porque era sólo la ida de los octavos de final. El Barça siempre es esperado, al menos, para disputar las semifinales. La derrota de ayer hizo daño porque había muchas esperanzas en llegar lejos en la presente Liga de Campeones. Hizo daño porque en ningún momento se reconoció el gran Barça. Y sobre todo, porque la sensación de vergüenza y de ridículo fue monumental.

Hoy no escribiré mucho. No hay ganas. Y menos aún después de un día que he leído, visto y escuchado el pensamiento mayoritario actual del culé. Si lo que sucedió ayer en París fue una vergüenza, las reacciones de algunos barcelonistas lo son aún más.

Es muy fácil ser del Barça cuando se ganan Ligas. Cuando se ganan Copas del Rey. Cuando se ganan Champions. Cuando se ganan Triplets. Cuando se gana el Sexteto. Cuando se dan exhibiciones toda España y de Europa. Cuando se hacen humillaciones al Real Madrid. Cuando toca pedir carnés extra para solicitar entradas a las finales y presumir de ello en las redes sociales. Es decir, es muy fácil subirse al carro del caballo ganador.

Ahora es un momento muy duro y es cuando hay que demostrar, más que nunca, que somos del Barça. Si no te gustan los jugadores. Si no te gusta el entrenador. Si no te gusta la directiva. Si todo te parece, con perdón, una m *** a. Es el momento de callar y ceder tu abono a otro barcelonista que crea y que quiera dar el soporte. Y sobre todo, que no pidan entrada para la Final de Copa del Rey contra el Alavés en el Calderón.

Probablemente la preparación no haya sido la mejor. Probablemente la confección de la plantilla haya sido errónea. Probablemente la directiva ha perdido el norte. Probablemente, y seguramente, no se remonte en el Camp Nou en el partido de vuelta. Y muy probablemente, no acabamos ganando la Liga. Probablemente hemos perdido el estilo. Probablemente, la plantilla se está haciendo mayor. Pero lo que es seguro es que ahora mismo es un momento de hablar poco, y empezar a obrar para levantarnos.

La temporada no ha terminado. Mis ganas no han terminado. Y mi apoyo está lejos de terminarse. Cuando acabe la temporada, tiempo para tomar medidas y decisiones. Pero ahora hay que ir codo con codo. El motivo es bien sencillo. Yo soy del Barça.


"En la horca, todos los hombres son hermanos." (George R. R. Martin)

viernes, 10 de febrero de 2017

CERVEZAS ENTRE SUSURROS

Debemos mostrar una satisfacción enorme para la clasificación, por cuarto año consecutivo, por la Final de la Copa del Rey. Digan lo que digan. Sea cual sea la importancia que le quieran dar, no es una meta fácil de alcanzar. Y más si tenemos en cuenta que hemos dejado en la cuneta a equipos como el Athletic Club, Real Sociedad, y Atlético de Madrid.

También hay que felicitar al Club Deportivo Alavés por haber conseguido el derecho de disputar su primera final de Copa. Eliminando contra todo pronóstico a un gran Celta que fue capaz de batir al Real Madrid en cuartos de final. Hay que tener en cuenta que el año pasado jugaba en La Liga Adelante. Ahora La Liga 123.

Probablemente, el club gallego pagó el desgaste psicológico que supuso la presión mediática ejercida en Madrid en relación a la suspensión del partido de Liga del pasado domingo. Yo no soy ingeniero, pero si los técnicos no pueden asegurar la seguridad, evidente viendo las imágenes, ningún club tiene el derecho de exigir nada.

Ahora bien, opinión personal, lo que pasó en Balaídos y Riazor demuestra que España no ha ganado ninguna candidatura para acoger Mundial o Eurocopa. Más allá de los posibles escándalos de corrupción, el estado de conservación de los Estadios españoles deja mucho que desear. Hay un "plan renove" urgente.

Volviendo a Can Barça, y para hacer comprensible el título de mi artículo, hay que hablar de lo que ocurrió el pasado martes en el Camp Nou. Una vez más, desgraciadamente, el protagonista no fue el fútbol. Todas las miradas cayeron en un árbitro, Gil Manzano, que no dejó indiferente a ninguno de los dos bandos.

El Barça no puede estar contento de los últimos arbitrajes. Tampoco el Atlético de Madrid. A pesar de que nadie dijo nada sobre el gol de los colchoneros en el Vicente Calderón. Un gol que no tenía que haber subido al marcador por una falta en ataque a Luis Suárez. Ahora bien, nadie puede negar que el Barça es el claro merecedor para disputar la Final de la Copa del Rey el próximo 27 de mayo en el Vicente Calderón.

Pero hubo un aspecto que me hizo daño a la vista. Como ya manifesté en mi carta abierta a Luis Suárez, mi admiración por el delantero uruguayo es total. Sin lugar a dudas es el mejor delantero centro del mundo en la actualidad. Cualquier debate al respecto no es más que una pérdida de tiempo. Además, es un ganador y un luchador nato. Luis Suárez es el Hristo Stoichkov actual. Un tipo de jugador que cualquier entrenador querría tener en su equipo.

Pero hay detalles que hay que controlar. Hay que Luis Suárez aprenda a controlarse y dosificar el exceso de fuerza en algunas ocasiones. Los culés podremos protestar lo que sea, pero hay que ser autocríticos y reconocer que la expulsión por doble tarjeta amarilla era más que merecida. Y teniendo en cuenta que podría haber visto la tarjeta roja directa por una injustificada patada cuando el defensa ya había alejado el peligro. Una entrada muy fea y peligrosa. Además de su estado de nervios al final del partido.

No es la primera vez que el delantero uruguayo es motivo de conversación por este motivo. Una persona que sigue normalmente los partidos del Barça seguramente se ha dado cuenta de esta situación. Y por este motivo, es necesario que alguien del FC Barcelona, ​​independientemente del ámbito, tenga una pequeña conversación con Luis Suárez.

No hay que hacer un cirio. Una conversación distendida, al oído, para hacer entender Suárez que a veces hay que controlarse un poco para no perjudicar al equipo. Que ahora con el ruido de su expulsión estará aún más controlado. Y quien dice el cuerpo técnico, también es válido para algún jugador importante de la plantilla. Y Leo Messi es su mejor amigo.

No se trata de hacer un escándalo ni de hacer un drama. Tampoco es necesario que sea un día de entrenamiento. Se debe mostrar total apoyo al jugador y es un tema de conversación ideal para ir a tomar una cerveza después de una sesión preparatoria. Se puede tener razón. O no, pero siempre hay que haber lugar a la autocrítica y el apoyo entre compañeros de equipo. Si esto se cumple, seguro que así llegaremos lejos.


"La ropa sucia se debe lavar en casa." (Frase popular)

jueves, 2 de febrero de 2017

EL CAÑÓN

Ya hace tres años que vivo en Berlín. Y una de las cosas que siempre recordaré será la suerte de haber visto al Barça ganar "in situ" la Champions League en el Estadio Olímpico de Berlín. Cuando a finales de enero el equipo de Luis Enrique se encontraba en una situación complicada, rodeado de dudas, y viajaba en el Vicente Calderón para jugar los cuartos de final de la Copa del Rey. Aquella eliminatoria, en mi opinión, fue clave para el devenir de la temporada azulgrana.

La derrota de Anoeta hizo estallar una grave crisis en Can Barça. No sólo a nivel deportivo, sino también en el ámbito institucional con el enfrentamiento entre Luis Enrique y Leo Messi como máximo exponente. Todo indicaba que la temporada estaba destinada al fracaso. Pero luego pasó lo que todo el mundo recuerda. Se limar asperezas y el Barça inició una remontada hacia el Triplete.

No quiero hablar de ninguna triple corona ahora mismo. Sino del empuje que supuso eliminar al Atlético de Madrid en el Vicente Calderón en el partido de vuelta. Esa misma noche, compré el vuelo para venir a Barcelona para presenciar el clásico. Mi padre, preguntando por mi decisión momentánea, recibió la siguiente respuesta, "porque yo tenía claro que si pasábamos de ronda, contra un rival como el Atlético de Madrid, se presentaría una temporada totalmente diferente a la que estábamos presenciando. Esto es otra cosa y promete ser muy emocionante. Haremos una buena temporada ".

Y así fue. Remontamos en la Liga y fuimos campeones. Se ganó la Copa del Rey en una gran final en el Camp Nou. Y se rubricó el Triplete en una gran final en el Berliner Olympiastadion. Estaba claro que aquel hito supuso un punto de inflexión en la temporada azulgrana. El empuje que el Barça necesitaba. El cañón que convirtió al equipo azulgrana en una bala mortal.

Tengo muchas esperanzas metidas en esta eliminatoria. Si el Barça se clasifica para la Final de la Copa, el próximo 7 de febrero, puede tener un efecto similar al de la temporada 2014/2015. No estoy hablando de Tripletes, ni siquiera de Dobletes. La temporada es muy larga y los rivales son muy fuertes. Pero a este equipo le falta una inyección de moral importante para consolidar la dinámica ascendente.

Hoy hemos visto un Barça de dos caras. Una gran primera parte donde el equipo azulgrana no sólo ha dominado claramente, sino que también ha hecho una exhibición enorme de fútbol. Aparte de lo sublime gol de Luis Suárez, al más puro estilo Ronaldo Nazario, tubería brutal de Leo Messi, hemos visto unos grandes 45 minutos a nivel colectivo. Probablemente el mejor partido de André Gomes, un sólido, y clave en el segundo gol, Jasper Cillessen, un dominante Mascherano en la medular, y una defensa llena de confianza.

Pero también ha habido la cara negativa. El Atlético de Madrid ha sido muy superior a la segunda parte. Ha dominado el balón, lo que este año parece más fácil para el rivales del Barça, y no hubiera pasado nada si el partido hubiera terminado en empate. Sin embargo, no podemos obviar que el gol del Atlético viene precedida de una clara falta de Godín sobre Luis Suárez, una jugada más donde se perjudican los intereses azulgrana, y que Koke ha efectuado una entrada criminal sobre Neymar donde sólo se señaló falta y donde era expulsión clara. Pero bueno, somos los culés que nos quejamos demasiado ...

Nada está hecho. El partido de la próxima semana será una batalla futbolística, siempre y cuando el árbitro no permita algo más, que debe suponer el cañón que dispare el Barça para encarar la recta final de la temporada con la moral al máximo. Si pasamos a la Final, puede pasar como el 2015, puede haber una segunda mitad de la temporada muy emocionante.

El Barça debe salido empujado por la afición. Encabezados por la grande, y positivamente valorada por el socio, Grada de Animación. Un colectivo que merece un empujón de ánimo en un momento donde en ciertos medios de comunicación parece no terminar de convencer. De esto hablaré de nuevo antes de terminar la semana. Ahora mismo sólo quiero pedir una cosa, dejamos de tirarnos piedras a nuestro tejado y animamos todos a una. Como ya he terminado más de una vez en esta temporada, "tots units fem força".


"No importa cómo poco a poco vas, si nunca te paras". (Confucio)