Una de las normas
capitales de esta vida es que cualquier abuso es perjudicial. Ya hablamos de
comida, de bebida, tabaco, alcohol, el consumo de materias primas, etc. Sin
embargo, todo controlado en cierta medida, menos el tabaco, es inofensivo e
incluso necesario. Como las rotaciones en el primer equipo del Barça por muy
mal que haga la derrota contra el Alavés en el Camp Nou el pasado sábado.
Una cosa está clara, si queremos que la plantilla llegue a final de
temporada en óptimas condiciones físicas, hay que mover banquillo. Si no es
así, pasará como el año pasado donde terminamos agradeciendo la eliminación en
la Liga de Campeones contra el Atlético de Madrid. Debemos ser realistas y
admitir que gracias al hecho de no tener que jugar entre semana, el equipo pudo
recuperar fuerzas para afrontar la recta final de temporada y la Final de Copa
del Rey.
Pero Luis Enrique, con el que apoyo de manera incondicional, cometió un
error. Un contratiempo que no creo que termine siendo fatal, aún queda un
mundo, y vamos equivocados si pensamos que el Real Madrid no cederá ningún
punto. Pero debemos tener presente que estamos ante un error de forma, no de
concepto.
El fútbol es un deporte de equipo. Evidentemente que en plantillas como la
del Barça jugadores como Messi, Iniesta, Suárez, Neymar, etc., son los que
marcan la diferencia. Y a pesar de que son humanos y que necesitan descanso,
sobre todo con el paso de los años, este fue el error contra el equipo vasco.
Prescindir del factor equipo aplicando una rotación que supuso la aparición de
hasta 8 jugadores no habituales en el once inicial.
Debemos felicitar a la secretaría técnica para la confección de la
plantilla, y estar de acuerdo con el técnico asturiano vez de afirmar que
tenemos la mejor plantilla de los últimos años. Es decir, un sublime 11 inicial
con múltiples opciones en el banquillo. Pero el equipo es el equipo, con todos
los mecanismos que conlleva, y no se puede presentar el once inicial que vimos
el pasado sábado.
Las rotaciones se deben hacer cada partido. Así de contundente pesar de lo
que se haya leído el párrafo anterior, pero con el fin de no perjudicar al
equipo deben limitarse a un máximo de 3 modificaciones por jornada. Es decir,
un cambio por línea. La cantidad y calidad de la plantilla lo permite. Y si no
hay ninguna duda de que, si se aplican correctamente, y se mantiene la auto
exigencia de la plantilla, esta temporada promete ser espectacular.
Luis Enrique es un gran entrenador, una persona inteligente, y por muchoque lo niegue a la rueda de prensa, estoy seguro que de puertas adentro
reconoce que se equivocó. Dudo mucho que volvamos a ver una alienación llena de
cambios como la del pasado sábado. Y por mucho que digan algunos periodistas,
ya sean culés o madridistas, no hay ninguna duda de que el técnico asturiano
está totalmente capacitado para dirigir las riendas de esta plantilla.
“No hay nada bueno de
lo que no se pueda abusar.” (Gregorio Marañón)
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